Desde sus inicios, el cine ha tenido una estrecha relación con la música, desde el acompañamiento en vivo con la pianola en las primeras películas mudas hasta la inolvidable música electrónica de Mike Oldfield en «El exorcista».

Sin embargo, existen películas que incorporan la música como un histrión más en su desarrollo. Un ejemplo es la película «El piano» de Jane Campion, una de las más bellas y entrañables de la década de los 90’s y opacada en su año por la monumental historia del Holocausto, «La lista de Schindler» de Steven Spielberg.

En «El piano» la protagonista, sin voz, tanto a nivel fisiológico como social, expresa su mundo emocional justamente por medio de la música que crea en un piano que se ha llevado consigo desde Inglaterra hasta Nueva Zelanda. Entonces, este toma parte protagónica en la historia.

Michael Nyman, el autor de la música, creo yo, logró crear una de las partituras más íntimas, más emocionalmente profundas y más integradas entre sí y el filme, que yo recuerde.

Injustamente está obra musical estuvo también fue opacada por la partitura de John Williams y la magistral interpretación de Itzhak Perlman en la partitura de «La lista de Schindler.

Señalo está injusticia no porque afirme que una sea superior a la otra sino porque la obra de Nyman ni siquiera fue considerada como contendiente en, por ejemplo, la edición del Óscar de su año.

Algunos años después, ya entrado el nuevo milenio me encontré una agradable sorpresa. Michael Nyman, probablemente consciente del valor de lo que había creado, compuso «The piano concerto» en donde reconstruye las diferentes melodías del score original y crea una vibrante, potente e intensa pero al mismo tiempo íntima obra en cuatro movimientos.

Está composición es aún mucho más integrada, la sucesión de los cuatro movimientos es suave e imperceptible cuando se corren continuamente y recorre los diferentes estadios emocionales del filme: la incertidumbre, el descubrimiento, la pasión, la tristeza, el dolor y la liberación, entre otros.

Pienso que dentro de la conformación de este trabajo tuvo que dejar de lado otras exploraciones musicales que en el filme lograron ser excelsas como «Big my secret», mi favorita composición para cine. Breve, hermosa y perfecta por sí sola, en su fugaz intensidad.

Así pues, les comparto los cuatro movimientos de «The piano concerto» de Michael Nyman.

Primer movimiento: The beach

Segundo movimiento: The woods

Tercer movimiento: The hut

Cuarto movimiento: The release