(…) Una sociedad democrática y diversa tiene que reconocer sus prejuicios para poder combatirlos a partir del reconocimiento de los derechos humanos de las personas. Cuando se habla de combatir o erradicar la discriminación y particularmente cuando se señala la existencia de prácticas homofóbicas, es recurrente la exhortación a la tolerancia o el respeto frente a lo diferente, sin embargo, es necesario revisar estos términos y la forma en que se relacionan. Sólo una sociedad en la que todas las personas tengan garantizado el respeto de sus derechos humanos y el acceso a la ciudadanía plena se puede considerar justa y democrática.
Se entiende la idea de tolerancia como un llamado a las actitudes de todas las personas para que los desacuerdos o diferencias entre dos o más grupos no lleven a situaciones negativas, como la discriminación y la violencia, lo cual supone que las partes en conflicto aceptan la obligación mutua de convivir con las otras personas. Sin embargo, se deben considerar los siguientes aspectos cuando se habla de tolerancia.
Cuando se pide a algún sector de la población que sea tolerante con ciertas personas o grupos, en realidad se está haciendo un llamado a conservar las cosas como están, a la permanencia del status quo, pues se espera que los grupos entre los que hay diferencias reaccionen pasivamente. Esta actitud no trae consigo un cambio sustancial de las estructuras sociales o institucionales para que las personas y los colectivos interactúen entre sí, socialicen o establezcan vínculos afectivos, pues es un exhorto que no pretende un cambio más allá de la convivencia cordial. Cuando la tolerancia no es mutua y se presenta unilateralidad de parte de quien tolera, no se eliminan ni los prejuicios ni los estigmas y se permite que las prácticas discriminatorias vuelvan a producirse en cualquier momento.
El respeto se define como la cualidad de aceptar y comprender la forma de ser y de pensar de los demás, aunque no sea igual que la propia. También es la consideración de que alguien tiene un valor por sí mismo y se establece de forma recíproca. En este sentido, es importante hablar de respeto pues implica, en primer lugar, la transformación de los prejuicios que generan discriminación y, luego, el entendimiento de que la otra persona, lo diferente, es de manera sustantiva y normativa igual a uno mismo, es decir, se trata de otra persona como yo, con los mismos derechos y oportunidades. Este término significa un cambio de paradigma en la manera de entender cómo está integrada la sociedad; de acuerdo con él, se reconoce que todos los integrantes de una comunidad son iguales ante la ley y ante la sociedad.
La lucha contra la homofobia exige un cambio estructural para modificar con-ductas y favorecer la aparición de una cultura social y política de igualdad, recipro-cidad y respeto a las personas de la diversidad sexual. Sólo a través del respeto a las y los otros en su condición de iguales se pueden alcanzar el reconocimiento de los derechos humanos y de las libertades fundamentales de las demás personas y la aceptación de que las personas, caracterizadas naturalmente por su diversidad, tienen derecho a vivir en paz y a ser como son o como deseen ser sin que se les discrimine o estigmatice (…)
Tomado de la «Guía para la acción pública contra la homofobia» editado por CONAPRED
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