Sobre el debate alrededor del matrimonio igualitario se ha hablado del derecho de personas gays y lesbianas para conformar una familia. Sin embargo, es importante visibilizar que el matrimonio igualitario también facilita el ejercicio de los derechos de las personas trans.

El mito de que las personas trans no podemos ser merecedoras de amor es desmontado con las hermosas  historias que se escriben día con día a lo largo del país y del mundo.

Como se dice por ahí, estas cosas buenas no se cuentan pero cuentan mucho y ya es una hermosa realidad.

Conforme se nos protegen más derechos,  las personas trans nos sentimos más seguras y protegidas para formar relaciones de pareja con la libertad de vivir libres de prejuicios con alguna persona cisgénero o con alguna otra persona transgénero.

Asimismo, una persona trans –como cualquier personas cis- puede  amar a alguien de su género opuesto, a alguien de su mismo género, a ambos, o esto puede ser irrelevante.

Las personas trans existimos, amamos y nos aman en reciprocidad.

Hemos formado familias donde el amor y el apoyo mutuo es pan de cada día, trabajamos y compartimos entre las personas integrantes de la familia los beneficios sociales y formamos parte de esta sociedad.

Algunas familias tienen hijas e hijos productos de su propia relación o de relaciones anteriores, otras desean adoptar, otras somos felices con nuestros perros o nuestros gatos, otras encuentran la plenitud sin hijos, y un grande y diverso etcétera.

Soy Rebeca Garza, tengo 38 años, soy funcionaria electoral, soy una mujer trans,  y te digo:

Las personas y las familias trans #TambiénSomosFamilia, existimos, aquí estamos y no nos vamos.

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