El caso de Renata Altamirano y la transfobia normalizada


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Renata Altamirano es una videoblogger muy conocida en las redes sociales que recientemente compartió en YouTube su interés por transicionar como mujer trans. [1]

En su paso por las redes sociales ha recibido fuertes agresiones homofóbicas, clasistas, racistas y ahora transfóbicas, incluso por parte de personas que se identifican como parte de la comunidad LGBT  mismos que se han agravado a partir de su supuesto estatus de persona indiciada.

Recientemente ha circulado la noticia que Renata está presa. En un video llamado “¿Dónde está Renata Altamirano?”[2], Ophelia Pastrana  abunda sobre el contexto que se sabe, porque se sabe poco, de su situación personal y jurídica.

Sin embargo, la pregunta que algunas personas se harán es ¿por qué la movilización en redes de ciertas personas? En primer lugar, tiene mucho que ver la propia mediatización de la figura de Renata como videoblogger pero también está su situación de ser una persona joven no conforme con el género y que no es considerada como representante de una clase social aspiracional que hacen que viva una especie de linchamiento virtual en donde, ante la supuesta falta legal, encuentran el pretexto para criminalizar su identidad y su expresión de género.

Por esa razón, es que algunas personas han denunciado la transfobia en el caso de Renata. Esa transfobia no solo es exclusiva de las redes sociales sino que trasciende a las personas de la vida real y a su vez a las intuiciones públicas, entre ellas las encargadas de impartir justicia.

Y no hay que confundirse. Nadie ha dicho que Renata sea inocente o culpable, eso le corresponderá a la justicia. Pero el aparato de justicia mexicano también debe tener presentes los protocolos que se han establecido como el de actuación para el personal de la Procuraduría General de la República en casos que involucren la orientación sexual y la identidad de género[3] y que es aplicable para agentes del Ministerio Público de la Federación, Agentes de la Policía Federal Ministerial, Policía Federal y Peritos así como el Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que involucren la orientación sexual y la identidad de género[4] dirigido a  titulares, operadoras y operadores de justicia que entre, otros principios orientadores, se rigen por el del libre desarrollo de la personalidad, el de la no discriminación, el de la no revictimización y la reserva de la identidad.

Si bien, existen muchos casos más de hombres y mujeres trans que están pasando situaciones similares o aún peores, es importante exigir la correcta aplicación de los citados protocolos como una obligación de las personas que trabajan en las instituciones de impartición de justicia para que ni Renata ni otra persona trans, gay, lesbiana, bisexual o intersex sea revictimizada o se le niegue el acceso a un debido proceso.

Rebeca Garza

@Rivka_Azatl

 

 

[1]“No sabía aceptarlo, soy una chica trans”: https://www.youtube.com/watch?v=vFVEM-Q7i-o

[2] “¿Dónde está Renata Altamirano?”: https://www.youtube.com/watch?v=VrAARwefNoo&feature=youtu.be

[3] Protocolo de actuación para el personal de la Procuraduría General de la República en casos que involucren la orientación sexual y la identidad de género: http://www.pgr.gob.mx/que-es-la-pgr/PGR_Normateca_Sustantiva/ProtocolodeActuacionLGBTI.pdf

[4]  Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que involucren la orientación sexual y la identidad de género: http://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Programas/VIH/OtrasPublicacionesdeinteresrelacionadosconelVIH/SCJN/ProtocoloLGBT-SCJN.pdf

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