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El 9 de diciembre de 2016, el Centro Nacional para la Igualdad Transgénero[1] liberó la Encuesta Transgénero Estados Unidos 2015 con más de 28,000 personas encuestadas lo que la convierte en la encuesta más grande en su tipo en la historia de ese país  y cuya versión ejecutiva en español se puede consultar en su página de internet.[2]

Esta encuesta es un ejemplo de cómo un trabajo de esta naturaleza ofrece cifras rápidas y duras sobre los problemas que enfrenta la población trans de Estados Unidos.

Por ejemplo, la tasa de desempleo de personas trans ronda el 15% lo que es tres veces más alta a la tasa de desempleo nacional norteamericana; el 30% de las personas encuestadas que habían encontrado trabajo un año antes de la encuesta fueron despedidas o se les negó una promoción por su identidad de género; 29% de las personas encuestadas vivían en la pobreza que contrasta con el 14% de la población de Estados Unidos que vive en esta situación y el 30% manifestó haber vivido en la indigencia.

Con respecto a las niñas y niños trans, más de la mitad reportó haber sufrido acoso verbal, una cuarta parte acoso físico y el 13% acoso sexual. El 17% señaló que le expulsaron de la escuela. Una de cada 10 niñas y niños trans que compartieron su identidad de género experimentó violencia y fue expulsada de su hogar.

Sin refugio y seguridad, la salud se vuelve una gran preocupación. 39% de las personas señalaron sufrir grave malestar psicológico durante el mes previo a la encuesta, comparado con el 5% de la población estadounidense; 40% ha intentado suicidarse a lo largo de su vida lo que es nueve veces más alto que los índices de intento de suicidios nacional (4.6%).

Al buscar atención médica, los índices de maltrato son altísimos en donde una tercera parte manifestó haber vivido al menos una experiencia negativa por ser trans con un proveedor de servicios de salud y casi una cuarta parte ni siquiera buscó atención médica por temor al maltrato y una tercera parte no pudo hacerlo porque no le alcanzó para pagarlo.

La mirada interseccional revela aún datos más duros. Si bien, las cifras generales demuestran un doble de probabilidad de vivir en pobreza por ser trans, las personas trans latinas, indígenas americanas, multirraciales  y negras tuvieron hasta tres veces más probabilidad. Una cuarta parte de las personas trans indocumentadas sufrieron asalto físico el año previo a la encuesta y el 68% experimentó violencia de la pareja íntima. Una cuarta parte de las personas trans con discapacidad estaban desempleadas y casi la mitad vivía en la pobreza.

También la encuesta revela que a mayor visibilidad hay mayor aceptación que no solo favorece a las personas trans sino también a las de género no binario por lo que se revela un avance en cuanto a la aceptación de la familia, amistades y personas que son parte de sus vidas. Por ejemplo. 6 de cada 10 personas cuya familia sabía directamente que la persona era trans recibieron apoyo, casi 7 de cada 10 cuyos compañeras y compañeros de trabajo que sabían de la condición trans les apoyó, así como 6 de cada 10 estudiantes.

Si bien, estas cifras dan un panorama de la situación de la población trans en Estados Unidos nos revela la importancia de estudios de esta naturaleza en otros países como México y que pudiera llevar a cabo el INEGI. Porque ¿de qué otra manera se pueden generar soluciones ante situaciones problemáticas que no se han identificado?

Rebeca Garza

@Rivka_Azatl

 https://youtu.be/zcoT_aH3vFg

 

[1] “National Center for Transgender Equality”: http://www.transequality.org/

[2] “2015 US Transgender Survey: Informe sobre el resumen ejecutivo”:  http://www.transequality.org/sites/default/files/docs/USTS-Exec-Summ_SPANISH_4.pdf