El libro se puede conseguir aquí.

Escucha Luisa Rebeca Garza nos presenta su libro: “Trans entre lo personal y lo político: Violencia de género y participación política y electoral de las personas trans en México” en W Radio México

Las violencias de género que vivimos las personas trans suelen ser invisibilizadas en los discursos, los diagnósticos así como en las forma en que se construyen marcos jurídicos, normativos  e institucionales para propiciar espacios  y vidas libres de violencias.

En este trabajo se hace un ejercicio de visibilización al conceptualizar y dar nombre a las diferentes formas de violencia que vivimos las personas trans para, posteriormente reflexionar cómo estas formas de violencias están presentes dentro del sistema electoral mexicano y los medios masivos de comunicación, con el objeto de que las instituciones que le conforman –partidos políticos y autoridades electorales administrativas y jurisdiccionales- nos interpelen como ciudadanas y ciudadanos con los mismos derechos, no sólo de jure sino también de facto, especialmente en los contextos actuales de omisión legislativa de parte de los Congresos Federal y locales que, a excepción de la Ciudad de México, se niegan a reconocer en las leyes, el derecho al libre desarrollo de la personalidad que tenemos las personas trans, como el reconocimiento a nuestra identidad como puerta de acceso al ejercicio de otros derechos fundamentales.

La consolidación del sistema democrático mexicano no puede continuar avanzando sin reconocer que existimos grupos de personas que históricamente seguimos siendo invisibilizadas, violentadas y revictimizadas simbólica, social e, incluso, legalmente por las propias instituciones de nuestro sistema democrático mexicano.

INTRODUCCIÓN

En este trabajo, se ha pretendido poner en el centro y bajo la luz una de las corposubjetividades, aún hoy en día consideradas por muchas personas, como abyectas: las personas trans*.[1]

Ese lugar abyecto en el que somos ubicadas las personas trans* nos vuelven ininteligibles subjetiva, social y políticamente.

Por lo tanto, este trabajo pretende proporcionar elementos que abonen a su inteligiblidad repasando dos aspectos:

Que las corposubjetividades trans* y no trans*, todas, son socialmente construidas. Que no existe una identidad o un cuerpo que sea producto de la naturaleza, por lo tanto, deben ser leídos y posicionados en sus contextos sociales e históricos. Que dentro de esta construcción operan cotidianamente lógicas que buscan dar orden por medio de la clasificación y jerarquización a través de reglas que subordinan y excluyen para dar materialidad al cuerpo individual y colectivo (entre ellos las ideas de ciudadanía y Estado-Nación).

Que en este orden subjetivo, social y político participan diferentes formas de violencia que legitiman y perpetúan la exclusión de unos cuerpos con respecto de otros.

Se ha puesto especial atención en cómo participan en el ejercicio de la política y, por lo tanto, del poder las  tensiones entre las políticas de identidad de asimilación y de resistencia.

Como un ejercicio de visibilización se ha realizado una revisión histórica del surgimiento de las identidades trans* en sus dos narrativas principales: la identidad transexual y las identidades transgénero en un nivel general. Así como los riesgos de mantener fronteras entre las identidades travesti, transexual y transgénero.

Posteriormente, en la lógica de lo que “no se nombra no existe” se proponen una serie de conceptualizaciones de formas de violencia de género que padecemos las personas trans*. Daremos nombre a formas de violencias de género que ya existen, pero que son socialmente aceptadas, porque la única forma de erradicarlas es a partir de su reconocimiento. Estas formas de violencias, pueden presentarse en todos los contextos, por lo que el político-electoral no está exento sino que también tiene una participación importante en el grado de democratización de nuestra forma de gobierno y en la manera de vivir la democracia.

De esta forma, se reflexiona también sobre la importancia de reconocer que gran parte del ejercicio democrático ha sido androcéntrico y que, si el horizonte del ideal democrático es que todas las personas puedan ejercer efectivamente sus derechos políticos, es imperante que los trabajos alrededor de una mejora en la calidad de la ciudadanía reconozcan la verdadera protección y ejercicio de todos los derechos humanos. Es decir, la importancia de transitar de una ciudadanía minimalista a una integral requiere re-pensar a quienes siguen permaneciendo fuera del ejercicio de sus derechos fundamentales, entre estos grupos las personas trans*.

Por lo tanto, en la siguiente mitad del trabajo se ha buscado hacer un bosquejo muy general sobre la participación política de las personas trans* en México de 1990 hasta 2016, a partir de los siguientes cuestionamientos: ¿Las personas trans* son vistas y reconocidas por el sistema electoral mexicano, entendido en este apartado como partidos políticos y autoridades electorales administrativas y jurisdiccionales? ¿Existimos en sus registros históricos? ¿Existen acciones o políticas que se hayan realizado para garantizar nuestros ejercicios político-electorales?

Asimismo, se buscó recuperar la percepción de las personas trans* que han tenido experiencias en el ejercicio de sus derechos político-electorales ya sea como militantes o como personas candidatas. Ocho personas  trans* de diferentes partes del país participaron en una encuesta en donde compartieron sus percepciones sobre las diferentes formas de violencia conceptualizadas en su relación con los partidos políticos, con las autoridades electorales administrativas y jurisdiccionales y los medios de comunicación.

Si bien, la muestra no es representativa ni los resultados son concluyentes se propone como un primer ejercicio para medir percepciones de violencias de género hacia las personas trans* por parte del sistema electoral mexicano. Los resultados abren la ventana para profundizar más sobres estas formas de violencias de género en éste y otros contextos.

Y, con el objeto de profundizar un poco más en la forma en que las personas trans* ejercen sus derechos políticos-electorales, se presentan dos entrevistas a dos mujeres trans* que fueron candidatas en procesos electorales locales de 2016: Jakelyne Barrientos, como candidata a una diputación local en el estado de Chihuahua y Rubí Suárez Araujo, candidata a regidora por el ayuntamiento de Guanajuato, actualmente en funciones. Es importante reconocer las contribuciones históricas de cada una puesto que Barrientos ha sido la primera candidata trans*  en Chihuahua mientras que Suárez no sólo ha tenido ese mismo logro histórico al ser candidata en el estado de Guanajuato sino que también se convirtió en la primera en ejercer el cargo, mismo que actualmente desempeña.

Como epílogo se recuperan, adicionalmente a las historias de Barrientos y Suárez,  breves historias de quienes han sido pioneras en la lucha por la participación política de las personas trans*: Amaranta Gómez Regalado, primera candidata muxe en la historia de México; Diana Bayardo, primera candidata trans* en el Estado de México; Samantha Fonseca, primera candidata trans* en la Ciudad de México; y Alondra Hernández, primera candidata trans* en Jalisco. Y, como una forma de visibilizar otras historias por el ejercicio de los derechos políticos electorales se presentan también las historias de Silvia Susana Jácome García y Diana Sánchez Barrios, la propuesta inconclusa y la lucha aún vigente por una candidatura, respectivamente.

El epílogo busca ser un primer ejercicio para recuperar las historias de personas trans* que han tenido el coraje y el valor de luchar por el ejercicio de derechos políticos en contextos violentos que no sólo nos sigue excluyendo sino que también  ha borrado sus aportaciones. Sus logros son tan importantes como en su tiempo lo fueron los del Hermila Galindo, Elvia Carrillo Puerto, Aurora Jiménez, entre otras.

Seguramente existen otros nombres y otras historias dignas de ser recuperadas, y también estoy segura que cada historia requiere mayores líneas por lo que este trabajo no espera ser ni exhaustivo ni final sino al contrario, desea poner en el centro y bajo la luz de los partidos políticos, las autoridades electorales la historia de quienes hemos sido silenciadas e invitar a otras personas –incluida la academia- a profundizar en sus vidas y en las formas de violencias que coexisten en el entorno social y político.

Finalmente, este trabajo propone que el reto de los sistemas democráticos modernos consiste en cuestionar periódicamente ¿quiénes siguen sin interpelación de parte del Estado? ¿quiénes aún siguen siendo ininteligibles dentro de las políticas que buscan generar mayores índices de bienestar e igualdad?

Por lo tanto, el desafío consiste en mirar no sólo hacia el centro sino a la periferia y hacia los límites de lo que consideramos válido y normal y que da materia a conceptos como ciudadanía. Es en esa frontera donde las mujeres, las personas indígenas y afrodescendientes han luchado por años y en la que, actualmente, nos ubican y desde la que luchamos las personas trans* y las personas migrantes, por ejemplo.

La búsqueda por la igualdad exige mirar hacia esas fronteras imaginarias  que legitiman la exclusión de un grupo de personas y, por supuesto, cuestionarlas.  Este trabajo invita a repensar y cuestionar la neutralidad  jurídica y política del sistema electoral mexicano hacia las personas trans*, invita a visibilizar las violencias de género que actualmente son socialmente aceptadas y jurídicamente legales y a reflexionar cómo nuestro sistema puede, efectivamente, ser democrático mientras se sigue excluyendo a diferentes grupos humanos en la lucha política por el ejercicio del poder.

Luisa Rebeca Garza López

[1] Para este trabajo se usará el apócope “trans*” como un concepto paragüas para abarcar aquellas identidades sexo-genéricas que no necesariamente se ubican dentro del binario hombre-mujer independientemente de la presencia o ausencia de los procesos quirúrgicos, hormonales e incluso legales que afirmen dicha identidad autopercibida. De igual forma, el asterisco (*) tiene el significado de dejar abierto este concepto para abarcar otras expresiones de pueblos originarios, locales y/o emergentes como aquellas que tienen fuertes intersecciones étnicas como las identidades muxe del Istmo o biza’ah de Teotitlán del Valle, ambas en Oaxaca, así como las adscripciones identitarias no asimilables a las ideas convencionales de masculinidad o feminidad. Si bien, el concepto transgénero o transexual tiene un origen moderno reciente y muchas personas muxe o biza’ah no se identifican con este concepto también es cierto que, producto de los efectos de la globalización, empieza a ser visible la emergencia de nuevas generaciones, principalmente muxe, con un discurso identitario transgénero o transexual. En ese sentido, el apócope trans* pretender ser un concepto abierto, amplio y fluido, y no limitativo, consciente de que los procesos sexo-genéricos de construcción identitaria son dinámicos y sujetos a complejos procesos históricos y socioculturales, tanto locales como globalizados. Esta propuesta es recuperada de los trabajos de Alba Pons Rabasa, de quien agradezco la sugerencia, quien a su vez lo retomó de Mauro Cabral  (Pons Rabasa y Garosi, Trans 2016). Por lo anterior, las observaciones o comentarios personales se harán en números al pie de página y no mediante asteriscos para no confundir a la persona lectora.

(D) Derechos de Autora en trámite. (Actualización: ¡ya están tramitados !)