Pues sí, la masculinidad es más frágil que el pétalo de una rosa.
La simbólica de la masculinidad está montada no solo en ideas que jerarquizan y subordinan sino en discursos y prácticas violentas que no dan consistencia a las identidades masculinas mediante ejercicios de poder hacia lo entendido como «femenino».
Aquí unos claros ejemplos :