A propósito del artículo «El género y su tiro por la culata» de Laura Lecuona.
Me parece que la autora ni siquiera logra definir o distinguir desde que corriente feminista se adscribe y a partir de la cual hace sus argumentos y posicionamientos éticos y políticos. No todo el feminismo es trans-excluyente ni existe una RAE feminista que diga quien sí y quien no, para eso está la razón y el diálogo. Esta ambigüedad creo que le permite usar perversamente posicionamientos del feminismo de la igualdad como la crítica a las estructuras opresoras aunque me parece que su análisis en el escrito es muy limitado y vago y revuelve con ideas del feminismo de la diferencia cuando le conviene como la atrevida aseveración de que “la suposición de la capacidad reproductora de cada cuerpo es la base de la opresión” lo que me parece es ignorancia supina porque los cuerpos gestantes no andan con un carnet por la vida para que se le asigne su rol social en todo momento y a lo largo de toda la vida (por eso hay historias de mujeres que fingieron ser hombres para ejercer ciertos derechos), desconoce que en la convivencia cotidiana no hay policías del sexo (eso quisieran ) y que en dicha convivencia cotidiana asumimos los roles sociales y los genitales que posee cada cuerpo por la expresión de género y las características de los cuerpos asignados a uno u otro género y además de un plumazo borra y deslegitima la lucha de años de las personas intersex y los hombres trans a decidir sobre su cuerpo incluso a gestar y a abortar.
El texto parece más bien escrito con las víceras que con la razón y esto me parece evidente cuando asume que el “movimiento trans” ( así en general) y “las personas trans” (como si tuviéramos acceso a algun tipo de poder político o económico cuando gente como ella sigue sosteniendo argumentos que nos niegan en los hechos y sin suposiciones el derecho humano al libre desarrollo de la personalidad) reafirmamos la estructuras de género ignorando que hay corrientes trans que sí creen en la idea de la identidad de género como esencia pero también hay otras corrientes trans feministas que rechazamos los esencialismos biológicos y que hay una gran diversidad de posicionamientos dentro de los movimientos trans.
¿Cómo se debate un escrito supuestamente académico que tiene tantos fallos conceptuales además que tiene como malvado transfondo apuntar con dedo acusador al chivo expiatorio del patriarcado: a las personas trans*** como la verdadera amenaza contra las mujeres (cis) y nos colocan -otra vez- en contextos donde cuestionan y desacreditan nuestras identidades y esto genera todo un ciclo de violencias y exclusiones también ampliamente documentadas? ¿Donde está la preocupación por los feminicidios alarmantes por hombres CIS no personas trans, donde está el índice acusando la violencia sexual de hombres cisgénero -No personas trans- hacia las niñas y mujeres de la propia familia con aumentos alarmantes de embarazo adolescente y bajo la impunidad del Estado ? ¿Cómo se debate tanto odio cargado de prejuicios hacia las personas trans?
***La autora omite convenientemente en su análisis que Mexico es el segundo país donde más personas trans se asesinan en el mundo y estos discursos claramente tienen por objeto deslegitimar nuestra identidad y los pocos derechos que se han alcanzado en tan pocos lugares. Al omitir del análisis el ejercicio del poder de forma interseccional se le olvida reconocer que las propias personas trans y muxe fuimos las primeras en señalar en Oaxaca del riesgo al principio constitucional de paridad por la usurpación de las identidades trans como una modalidad de violencia política de género. A la Sala Superior se le explicó claramente que no se confundiera el ejercicio del derecho a la identidad sexo genérica donde el estado no debe cuestionar por el respeto al derecho al libre desarrollo de la personalidad con los mecanismos para acceder a una candidatura vía principio de paridad asumiendo una identidad trans ESPECÍFICAMENTE cuando el señalamiento y la acusación proviene precisamente de los colectivos trans y muxe con aliadas feministas. Se propuso que ante CASOS de candidaturas vía medidas de inclusión donde surgieran cuestionamientos de las propias poblaciones involucradas – mujeres cis, personas Indigenas o trans- se recuperara el concepto de auto adscripción calificada como ya se usa con las poblaciones indígenas pero esta propuesta no fue considerada por el TEPJF en su sentencia porque, desde mi punto de vista, cometieron el mismo error de la autora: no ver las relaciones de poder de manera interseccional que participan en la lucha del poder político que cómo hombres hetero cisgénero ejercen sus propias estructuras de poder como los partidos políticos para, por una parte, seguir negando derechos de las poblaciones de las diversidades sexuales y de género así como perpetuarse en el poder político USURPANDO el discurso y la lucha de las poblaciones trans. Esto SÍ es perverso. A la autora nunca se le ocurrió pensar que las alianzas feministas y trans feministas son las que debilitan al patriarcado y que la máxima en la guerra es “divide y vencerás” y cae, irreflexivamente, en la trampa al sugerir por omisión que la amenaza no está en los hombres cis heteros endosex (hablando de género) sino en las personas trans, una de las poblaciones históricamente vulneradas (ah, la otra perla: su preocupación en todo el discurso somos las mujeres trans porque en su análisis las trans masculinidades están totalmente ausentes, ¿así como?) .
Pd. La soberbia de la autora es tan desmesurada que cierra su artículo hablando por “las feministas”.
Rebeca Garza
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