El 1 de julio de 2019, el Instituto Nacional electoral presentó el Protocolo para garantizar el derecho a la no discriminación por identidad y expresión de género de las personas que laboran en el INE como se detalla en el siguiente programa:

Sin embargo, tanto en los boletines de prensa de la Comisión Nacional de Derechos Humanos como del propio Instituto Nacional Electoral nuevamente se realizó una práctica que ya hemos documentado las personas trans y que llamamos transborrado, es decir la reiterada práctica de borrar y no documentar ni reconocer las voces, las aportaciones y presencias trans de la narrativa que genera memoria histórica producto de una mirada cisgénero y masculina.
Es decir, en el evento participamos nueve personas: siete mujeres (80%) y dos hombres (20%); cinco personas cisgénero (60%) y cuatro personas trans (40%); sin embargo, los boletines de prensa y las áreas de comunicación social de ambas instituciones se centran solamente en las intervenciones del primer panel: Dos hombres y 1 mujer (todas personas cisgénero).
Si bien se entiende por una parte que boletines de prensa se centren en las personas titulares de ambas instituciones (ambos hombres) también lleva a la reflexión de la importancia de la paridad de género constitucional para modificar cómo las narrativas generan memoria histórica desde una mirada masculina precisamente por esa sobrerrepresentación de hombres en la cabeza y en la integración de las instituciones.
Pero aún así eso no explica que ni siquiera en la memoria gráfica aparezcamos las personas trans que si asistieron al evento también como público: había personas trans trabajadoras sexuales, había personas trans activistas, había personas trans de otras entidades como del estado de Guerrero; sin embargo, quien selecciona las fotografías donde aparece al público asistente lo enfoca directamente hacia los cuerpos de las personas que ostentan cargos directivos de alta jerarquías de ambas instituciones.
De esta manera, desde mi punto de vista, se detona el transborrado. Quien revise en un futuro corto o lejano la memoria escrita y gráfica de dicho evento desconocerá a las intervenciones de las personas trans que participamos ni mucho menos podrá identificar que también estuvieron presentes como parte del público.
Y aclaro que esto va más allá de un tema de ego trans sino que tiene que ver sobre cómo generamos narrativas y memorias históricas. Y tiene que ve con esa práctica cotidiana sobre cómo y sobre quienes detonamos la mirada y la escritura -que posteriormente será revisada y citada – en ciertas corporalidades y sus discursos mientras que otras, por no considerarlas igual de importantes, se subordinan, se secundan, y se borran.
Por esa razón, comparto la liga del panel completo para quien desee consultarlo:
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Asimismo compartiré las intervenciones escritas que pude recuperar: la Natalia Lane y la mía.
Finalmente compartiré parte del material gráfico que tomamos las compañeras y los compañeros trans, algunas se difundieron la re sociales personales pero que no aparecen en la memoria institucional.
#MemoriaTrans #AquíEstáLaResistenciaTrans
Intervención de Natalia Lane
Presentación del Protocolo para Garantizar el Derecho a la No Discriminación por la Identidad y Expresión de Género de las Personas Trans que laboran en el INE
Panel 2. Desafíos de la Inclusión Trans en el Mundo Laboral

El pasado fin de semana celebramos el Día Internacional del Orgullo LGBT. La madrugada del 28 de junio, un grupo de personas del bar Stonewall alzaron la voz, pusieron sus cuerpos y se manifestaron contra el abuso de la policía de Nueva York. Sylvia Rivera y Marsha B. Johnson, dos mujeres trans jóvenes y migrantes fueron las primeras en decir “basta” a la discriminación y violencia.
Hoy, a 50 años de este acontecimiento pareciese que la situación de las personas trans ha cambiado. Sin embargo, la realidad en América Latina aún es dolorosa. De acuerdo con la organización Transgender Europe, México ocupa el segundo lugar a nivel mundial en crímenes contra personas trans con 53 asesinatos documentados tan solo el año pasado. Por otra parte, la Encuesta Nacional sobre Discriminación INEGI indicó que siete de cada diez mexicanos están convencidos de que las personas trans son de las poblaciones menos respetadas en este país. Mientras que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su informe de 2018, reportó que la expectativa de vida de una mujer trans en esta región del mundo es de 35 años.
Estos indicadores no son fortuitos, sino que responden a un destino social que implica para una mayoría abrumadora de personas trans: el no reconocimiento jurídico de nuestraidentidad de género, la expulsión temprana de nuestra familia y hogares, la exclusión en los sistemas educativos, la falta de atención integral en los sistemas de salud, las imposibilidades de acceder a una vivienda digna, el hostigamiento callejero, la tortura y los asesinatos. Esto aunado a la indiferencia institucional y el olvido del Estado que nos ve aparecer y desaparecer cotidianamente, como si nuestras vidas fueran prescindibles.
Y es precisamente la falta de oportunidades en el ámbito laboral y profesional, una de las principales problemáticas que enfrentamos las personas trans en este país. Preocupaciones tan mínimas como lo son: qué ropa me voy a poner, qué responderé cuando pregunten mi nombre legal, con cuáles pronombres se referirán a mí, qué pasará cuando revisen mi identidad en el curriculum; parecen volverse monstruos gigantescos que hay que enfrentar sin miedo y con determinación.

De acuerdo con lo establecido en el artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,todos tenemos derecho a un trabajo digno y socialmente útil, el derecho a la libertad profesional debe de ser garantizado de tal manera que a ningún ciudadano mexicano se le puede impedir dedicarse a la profesión, comercio o trabajo quemejor le acomode.
Sin embargo, este ordenamiento queda totalmente rebasado cuando observamos que las instituciones, empresas eindustrias no tienen reparo en rechazar solicitudes de trabajo de personas trans que asumen abiertamente su identidad y expresión de género. Y en ese sentido la Organización Internacional del Trabajo ha sido muy clara al respecto. Algunas de las dificultades que enfrentamos las personas trans en el ámbito laboral se materializan en las siguientes situaciones:

Estas prácticas discriminatorias provienen en muchas ocasiones del estigma y el prejuicio de empresas e instituciones que irónicamente promueven y “apoyan” a la comunidad LGBT en sus slogans y campañas publicitarias. De tal forma que encontramos incontables casos de mujeres trans que manifiestan haber experimentado rechazo para los puestos que se postulan, debido a su apariencia física y en las pocas ocasiones donde son aceptadas, terminan desempeñando actividades que no corresponden con su nivel educativo o sus capacidades laborales.
La informalidad se vuelve entonces, un terreno extensivo y recurrente para las personas trans pues posibilita percibir ingresos económicos suficientes para subsistir sin que exista un contrato laboral que nos garantice derechos laborales como lo son: seguridad social, créditos hipotecarios, prestaciones de ley y vacaciones.
Es así como el trabajo sexual independiente y el estilismo se convierten en las expresiones más recurrentes para las mujeres trans en México debido a las circunstancias de desigualdad y discriminación. Precisamente esta informalidad laboral se naturaliza en las personas transporque son escasas las posibilidades de que seamos contratadas en una oficina gubernamental, un puesto directivo o una empresa de servicio, lo cual nos coloca en situaciones de riesgo y abuso.

Acompañada de esta informalidad, los contextos de precarización se convierten en el escenario más común para las personas trans pues no contribuyen a mejorar las condiciones de vida. De acuerdo con el informe “La situación de acceso a Derechos de las personas Trans en México: Problemáticas y Propuestas” de la Embajada de Estados Unidos, casi el 70 % de las personas que trans que están empleadas de manera formal no tienen conocimiento de las políticas de inclusión y no discriminación de sus lugares de trabajo, mientras que el 25 % de las mujeres y hombres trans no conocen sus derechos laborales.
En ese sentido, para poder hablar sobre la inclusión laboral de las personas trans en México es fundamental generar mecanismos institucionales a nivel federal, estatal y municipal que garanticen y protejan nuestros derechos más elementales como lo son el derecho a la identidad y derecho al libre desarrollo de la personalidad.
La presentación de este Protocolo del INE es un ejercicio que debe invitarnos a la reflexión sobre la importancia de articular acciones afirmativas específicas paras las poblaciones trans. Entendiendo dichas acciones afirmativas como un conjunto de medidas coherentes y temporales que ayudan a corregir y disminuir las condiciones de vulnerabilidad de quienes hemos sido olvidadas históricamente por el Estado y las instituciones.
Un claro ejemplo de estas acciones afirmativas en América Latina fue la promulgación de la Ley de Cupo Laboral Transen Argentina, impulsada y firmada en 2015 la cual estipula que las instituciones tienen la obligación de abrir un 1% de sus vacantes para personas trans no sólo en sus oficinas gubernamentales sino en empresas privadas proveedoras del Estado. Sin embargo, a pesar de que esta iniciativa de ley es una de las más avanzadas en el mundo para garantizar el derecho y la inserción laboral de las personas trans, la realidad es muy diferente pues hasta el día de hoy no se ha implementado de manera adecuada y efectiva en las provincias del país.
En México la realidad no dista mucho, pues a pesar de que existen documentos como el Protocolo Nacional de Actuación de la PGR en casos que involucren orientación sexual e identidad de género; la operatividad y efectividad de dichos documentos se quedan en eso, en papeles. Es por ello que desde el Centro de Apoyo a las Identidades TransA.C. creemos en la importancia generar diálogos interinstitucionales con las Organizaciones de la Sociedad Civil, diálogos que nos permitan nutrir, enriquecer y fortalecer el trabajo comunitario de base. Un recurso fundamental para conocer las necesidades específicas y más inmediatas de las poblaciones trans.
La creación de estos protocolos es un primer paso, pero no sólo debe darse desde el marco legislativo, sino que debe transitar (al igual que noso–trans) en lo social; se deben identificar las problemáticas estructurales, específicas y cotidianas que vivimos las personas trans a la hora de ir a solicitar un trabajo en un empresa o dependencia gubernamental.
El fin de semana celebramos y conmemoramos el Día Internacional del Orgullo LGBT, recordamos las vidas, las libertades y dignidades de las personas que ya no están. Pero también recordamos que el orgullo es una respuesta política a la vergüenza y el estigma.
En un país como México, donde las certezas laborales son mínimas, donde los contextos de precarización se traducen en prejuicios y discriminación, donde la violencia feminicidaalcanza también a las mujeres trans. Resulta necesario transicionar a un proyecto de Estado que garantice condiciones generales de igualdad para todos; porque sólo de esa forma podremos hablar de sociedades más justas, más diversas e incluyentes.
Intervención de Rebeca Garza
Éste protocolo tiene sus raíces desde el año 2007 cuando fue propuesto el consejo general del entonces IFE impulsado con fuertes convicciones por parte de la entonces consejera Teresa González Luna.
Sin embargo, los cambios del sistema político electoral derivados de cada proceso electoral que en su momento modificaron la integración del consejo general así como las atribuciones del IFE retrasaron estos trabajos, así como las propias resistencias al interior del instituto
Estas resistencias se pueden entender por los prejuicios sociales hacia las poblaciones trans, muy normalizados en la sociedad mexicana tal y como lo ha documentado CONAPRED en su más reciente encuesta, la ENADIS, cuyas cifras de prejuicios y rechazo a las personas trans y no binarias son alarmantes.
Así, la primera versión del protocolo pudo ser aprobada hasta diciembre del año 2010, siendo el primero de su naturaleza dentro de una institución pública mexicana pero con un alcance muy poco eficiente para generar mayor inclusión laboral trans o para generar ambientes laborales menos violentos hacia estas poblaciones.
Estos avances a favor de la igualdad y la no discriminacion también se deben ponderar ahora que se discute una reforma político electoral en el congreso de la unión .
Agradezco la redacción de Estefanía Vela y el impulso y fuerte compromiso feminista de Dania Ravel, Adriana Favela y por supuesto Monica Maccise
Sobre si contenido destaco lo siguiente:
1. Reconocimiento de identidad de género sin rectificación de acta de nacimiento.
2. Procedimiento claro para cuando hay rectificación de acta de nacimiento.
3. Reconocimiento al nombre social o elegido..
4. Acceso a sanitarios y espacios como cuartos de hotel compartidos tomando en cuenta identidades y expresiones de género.
5. Reconocimiento de violencias hacia poblaciones por identidad de género y expresión de género
6. Se detona incluso con correo electrónico a la unidad de género
7. Incluye capacitación al área
8. Curso de sensibilización: 1anual
9. Valorar medidas de nivelación e inclusión laboral
Desafíos
1. Aplicar el protocolo con sensibilidad humana
2. Obstáculos sociales que no cambia la norma inmediatamente: prejuicios y estereotipos
3. Desligar contenidos de datos personales de sistemas informáticos del acta de nacimiento como documento fuente para generar contextos más incluyentes
4. Identificar y corregir discriminacion indirecta dentro de procesos administrativos para el ingreso laboral y todas sus etapas como: título profesional en algunos casos (buscar equivalencias)
Deseo profundamente que el protocolo sea detonador para que el INE transicione con nosotras nosotros y nosotres : dentro del INE y acompañando con nuestras voces y experiencias encarnadas con la finalidad de abonar en la inclusión de una mirada más interseccional en el diseño, instrumentación y evaluación de las medidas de nivelación y acciones afirmativas
Deseo que el protocolo impulse acciones de inclusión a personas y no binarias en otros espacios laborales pero sobre todo: reconocimiento a las poblaciones trans y no binarias a la identidad de género, inclusión laboral, salud integral, a la educación, es decir, derechos humanos por parte de la cámara de diputados y el resto de los congresos locales . Es una deuda histórica
Mientras no lleguemos a garantizar espacios libres de violencia, para las poblaciones trans y no binarias existir siempre será resistir.
Muchas gracias
Memoria gráfica trans















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