
La investigación fue realizada con el apoyo de la Embajada de los Estados Unidos en México y la coordinó Ari Vera Morales, mujer trans activista y fundadora de «Almas Cautivas, AC».
El informe incluye: marcos legales sobre los derechos humanos de las personas trans a nivel internacional y nacional; antecedentes sociales de la población trans en América Latina y el CAribe y en México; también incluye la metodología de estudio que tiene una aproximación cuantitativa mediante una encuesta en línea y dos cualitativas, entrevistas en profundidad y grupos focales; en el apartado de resultados además de las características socio-demográficas y la adscripción identitaria incorpora también temas como la familia, la migración, el reconocimiento jurídico de la identidad, el acceso a la educación y la escuela como espacio de discriminación, el trabajo y los derechos laborales, el acceso a la salud como un derecho humano incluyendo la mental, sexual y reproductiva así como lo relacionado con los procesos de transición como terapias de reemplazo homornal, intervenciones quirúrgicas, entre otros; incorpora el tema de las violencias como acceder a la justicia, en la familia, en las relaciones de pareja, en el espacio público, el abuso policial y la endodiscriminación; finalmente, cierra con conclusiones y recomendaciones para políticas públicas.
El documento se puede descargar aquí y está depositado también aquí:
Prólogo por Ari Vera Morales
Pensar en las personas trans es pensar en la resistencia, el autocuidado, el miedo, la
incertidumbre; el poco o casi nulo entendimiento, sensibilización y empatía por parte de
los otros; esos otros que caminan por las mismas calles, que son tomadores de decisiones,
aquellos que se sienten con el privilegio de seleccionar quién sí y quién no; esos otros que se
consideran mayoría, lo “normal” y el deber ser.
El ir y venir de las personas trans están marcados por la discriminación, exclusión y violencia;
y las consecuencias de esto dependen del contexto político, social y geográfico de la región
donde la persona trans desarrolla su vida, pues no es lo mismo ser una persona trans que reside
en la Ciudad de México que una que vive en el norte o el sur de nuestro país.
Existen pocas investigaciones respecto a las personas trans en México y la mayoría
están enfocadas en el tema de VIH e infecciones de transmisión sexual, por lo tanto se
desconocen las diferencias y los matices que existen en torno a nuestra cotidianidad; qué pasa
con las personas trans que se encuentran en centros educativos, o aquellas que requieren de
atención médica, de un empleo, y en el peor de los casos, las que están privadas de su libertad
o huyendo de la violencia y criminalización por ser quienes somos.
Obtener y sistematizar información sobre las personas trans es de suma importancia para la
incidencia en la creación de políticas públicas que garanticen el ejercicio de nuestros derechos,
para visibilizar los atrasos y retos que el Estado deberá reconocer y resolver a través de
acciones afirmativas que aminoren la brecha de la desigualdad, así como poner en marcha
medidas urgentes para frenar los asesinatos de las personas trans motivados por la transfobia
y los discursos de odio.
La antesala de esta investigación surge a partir de nuestra participación en el programa
International Visitor Leadership Program en la categoría de Derechos Humanos de las Personas
Trans auspiciado por la Oficina de Asuntos Educativos y Culturales del Departamento de
Estado de los Estados Unidos. En noviembre de 2016 visitamos las ciudades de Washington
D.C. y Los Ángeles, California, como parte de un fortalecimiento de liderazgos en la defensa
y promoción de los derechos humanos de las personas trans. Durante este programa se realizó
un intercambio de conocimientos, herramientas y buenas prácticas con representantes del
gobierno federal y local estadounidense, organizaciones civiles trans, líderes y lideresas del
movimiento trans así como personas trans empresarias.
A nuestro regreso, al hacer la evaluación del programa los y las participantes vimos
la necesidad de recabar información, de tener datos desde nuestra perspectiva trans, pues a lo
largo de nuestros encuentros en los Estados Unidos nos dimos cuenta que no teníamos certeza
en nuestras respuestas sobre situaciones específicas.
Es por ello que la presente investigación pretende dar una mirada sobre la situación de
las personas trans en México a nivel nacional, en torno al acceso de nuestros derechos en los
ámbitos educativo, laboral, jurídico y de la salud, entre otros. Esta propuesta fue presentada
por Oyuki Ariadne Martínez Colín, Izack Alberto Zacarías Nájar, Jesús Misael Espinosa Díaz,
Rubí Alejandra Juárez Utrera, Marco Alexis Papacristofilou Escartin y quien suscribe, a la
oficina de Programación Estratégica de la Sección Cultural de la Embajada de los Estados
Unidos en México. Cabe señalar que Rubí y Marco no pudieron finalizar este proyecto por
motivos personales y de trabajo, sin embargo, sus aportes iniciales enriquecieron y fortalecieron
esta investigación. Es importante destacar que estuvimos presentes en todos los procesos y
fases de la investigación, teniendo como resultado un insumo diseñado, planeado, coordinado
e implementado por personas trans para personas trans.
Agradecemos el apoyo de la Embajada de los Estados Unidos en México, sobre todo
reconocemos a dos grandes aliadas del movimiento de la diversidad sexual en México,
Carolyn Turpin y Carmen Landa; que con su empatía, sensibilidad y compromiso tuvimos la
oportunidad de desarrollar esta investigación, vital para que los derechos humanos protejan la
dignidad de todas las personas.
Conclusiones
El objetivo central de la presente investigación fue caracterizar, describir y analizar la
situación del acceso a los derechos de las personas trans en México desde una perspectiva
sociocultural, el cual se cumplió cabalmente en los rubros el acceso a la salud, educación,
empleo, el reconocimiento jurídico de su identidad, la violencia y discriminación; pues se
describen los problemas que aquejan a las personas trans. En términos amplios, la población
trans en México sufre una constante violación a sus derechos, no tiene acceso a ellos y no
los puede ejercitar, en virtud de concepciones culturales sobre lo que es un hombre y una
mujer, arraigadas a lo biológico, a la naturaleza o al nacimiento. Lo que propicia una serie
de vejaciones hacia las personas trans que no les permite tener acceso a la salud, educación,
trabajo y desarrollarse y vivir dignamente en el país. Por todo ello se puede afirmar que la
violencia hacia este grupo poblacional es sistemática, lo que quiere decir que está encarnada
en las más profundas estructuras sociales e institucionales.
Si bien el estudio da pautas para realizar algunas generalizaciones sobre la población
trans mexicana hubo ciertos sesgos porque la metodología empleada permitió explorar el
acceso a los derechos de personas trans jóvenes y adultos, con acceso a la educación, a las
tecnologías de la información y comunicación y con cierto ejercicio y promoción de los
derechos. Fue imposible llegar a población trans en situación de calle, privadas de su libertad
y pertenecientes a un grupo indígena. Sin embargo, la investigación muestra las diferencias,
en ocasiones sustanciales que existen de acuerdo al género, ingresos económicos, ocupación
laboral, pertenencia étnica y edad, dando cuenta de la heterogeneidad del grupo poblacional.
Otro dato importante es el número de menores de edad que contestaron la encuesta, lo que
indica que se debe poner atención a la niñez y a las juventudes trans, pues no se cuenta con
datos sobre su experiencia de vida. Resultado de la falta de inclusión en los censos y conteos
de población, así como en todos los datos estadísticos que se desprenden de las instituciones
públicas, se invisibilizan las problemáticas de las personas trans y deriva en que aún no existan
tener datos confiables de morbilidad, mortalidad, educación, entre otros que nos permitieran
contrastar la información que obtuvimos, salvo en pocas ocasiones.
La media de edad de la muestra es de 29.7 años, que da cuenta de varias situaciones sobre
las condiciones de vida de las personas trans: la juventud en la que empiezan su transición, la
esperanza de vida de las personas trans que concuerda con la de CIDH (35 años) y que aún es
difícil acceder a grupos de edad de mayores de cincuenta años. Lo que ha derivado en la poca
información que tenemos sobre las condiciones de vida de las personas trans en la vejez.
Las relaciones de parentesco son diversas, pues obedecen a condiciones socioeconómicas,
aceptación por miembros de la familia y expulsión del hogar, lo que propicia que busquen
su propia familia en amistades que aceptan su condición sexo/genérica. Al respecto, existen
diferencias sustanciales entre hombres trans y mujeres trans, pues los primeros permanecen
durante su desarrollo personal que les permite tener una transición bajo supervisión médica,
llegar a altos grados de estudio y conseguir empleos bien remunerados; en comparación con
las mujeres trans que por lo general dejan la educación básica y tienen menos oportunidades
de empleo bien remunerado. La mayoría es soltero/a debido a la edad predominante de la
muestra, pero también a las dificultades de encontrar una pareja que acepte su identidad sexo/
genérica y a que aún es difícil hablar del tema con miembros cercanos de su círculo social. Son
pocos/as que encuentran espacios de socialización libres de discriminación, acoso y violencia
donde se puedan sentir a gusto con su identidad sexo/genérica.
Los ingresos que reciben son precarizados, menor de cinco mil pesos mensuales, lo
que implica que aun teniendo un trabajo formal viven condiciones de precarización laboral
que se traduce en falta de acceso a servicios básicos como vivienda o servicios de salud.
La mayoría tiene trabajo formal en alguna empresa, trabajo informal, se autoemplean y las
mujeres trans ejercen el trabajo sexual, siendo las mujeres trans mayormente vulnerables
social y económicamente.
Una situación que se rescató de los datos sociodemográficos es la migración interna y
externa de población trans en el país. En el primer caso migran del interior de la República
a grandes metrópolis en busca de mejores oportunidades económicas y para estudiar, van a
ciudades donde hay turismo sexual. La Ciudad de México es uno de los lugares que recibe
más población por su inclusión a través de políticas públicas y legislación progresistas; se
le conoce como una ciudad santuario por los logros legislativos y en materia de políticas
públicas en pro de la comunidad trans, aunque eso produce otro factor de exclusión en el
propio grupo poblacional, aquellos que pueden migrar o trasladarse por servicios de salud o
realizar su cambio de identidad sexo/genérica y aquellos que carecen de recursos económicos
para hacerlo. La migración internacional se ha visibilizado tras la gran cantidad de personas
migrantes de los últimos cinco años en el país; se destacan por las violaciones graves a derechos
humanos que sufren durante el tránsito, pero también porque deciden permanecer en el país,
a esto se suma la falta de capacidad de respuesta para su atención por parte de las autoridades
migratorias mexicanas.
En cuanto al reconocimiento de la identidad de género es posible concluir que las
personas trans reconocen que es un derecho impostergable, pues tiene beneficios importantes
en términos emocionales, sociales y económicos. El hecho de no tener sus documentos en
armonía propicia que sufran discriminación en los servicios que solicitan como: seguridad
social, educativos o fiscales, lo que desata una serie de situaciones de vulnerabilidad social.
Las personas que han realizado un cambio de acta de nacimiento lo han hecho fuera de su
entidad, a la que tienen que regresar a solicitar un trámite extra que no siempre es aceptado,
lo que complica que puedan tener todos sus documentos oficiales en orden y enfrenten
dificultades para identificarse. El centralismo es uno de las características que actualmente
tiene el reconocimiento de la identidad en México.
La mayoría de las personas que participaron del estudio no cuenta con el cambio de
acta de nacimiento debido a que los cambios legislativos para hacer el cambio de acta de
nacimiento solo se encuentran en cuatro estados y son muy recientes, así que las personas
tienen que trasladarse a los lugares donde existe este reconocimiento, lo que les implica una
importante inversión económica. Además, la posición de varios activistas es el de sentar
un precedente en sus respectivos estados para que mediante un juicio de amparo logren sus
cambio de acta de nacimiento que permita que otras personas trans realicen su cambio en cada
estado y, con ello, propiciar cambios legislativos en su región y a nivel nacional.
Obtener el reconocimiento de su identidad jurídica tiene relación directa con el
acceso a un trabajo remunerado y a la educación, pues no se les permite ingresar sin sus
documentos armonizados a ninguno de estos ámbitos. Aun así, tienen niveles educativos
altos como bachillerato, universidad y posgrados, sin embargo, es un experiencia sumamente
violenta y agresiva que sus logros son individuales y del círculo social que les apoya para
continuar sus estudios. En la muestra estadística también hay individuos que experimentan
interrupción o abandono de sus estudios, en el bachillerato y la universidad, que por general
no vuelven a retomar traduciéndose en la poca oportunidad de opciones laborales. Esto afecta
principalmente a las mujeres trans, lo que refleja el sistema de desigualdades fundamentado
en el género, dejándolas más vulnerables. A lo que se suma que no puedan conseguir sus
certificados o títulos universitarios por la falta de reconocimiento de identidad. Lo que más les
afecta es que experimentan un sinfín de abusos, agresiones y violencia cuando se encuentran
estudiando, pero se distribuyen de forma diferenciada y ambigua en razón de la edad y región
de pertenencia.
El acceso a un empleo bien remunerado es casi nulo para las personas trans, sobre todo
para aquellas que no han tenido acceso a la educación, no cuentan con su cambio de identidad
sexo/genérica, pertenecen a un grupo étnico o padecen VIH/sida. Muchas personas recurren a
empleos informales o tienen varios empleos a la vez para tener capacidad económica y solventar
sus gastos de vivienda, comida, salud, entre otros. Aun cuando pueden lograr tener una carrera
profesional les es casi imposible que les contraten de acuerdo a sus capacidades intelectuales
y académicas lo que les obliga, en el caso de las mujeres trans, a dedicarse al trabajo sexual
y, en los hombres trans, a buscar fuentes empleo remuneradas entre amigos y/o familiares.
Las pocas personas que logran tener un empleo bien remunerado son en asociaciones civiles
o porque lograron batallas dentro de sus empresas para que se les incluyera, tuvieran políticas
de inclusión y contrataran a más personas trans.
Respecto al área de salud, resalta que la Ciudad de México tiene mayor ventaja en
materia de atención a la salud, a través de las Clínica Especializada Condesa, en las alcaldías
de Iztapalapa y Cuauhtémoc, que en el interior de la República, donde los avances son aún
incipientes y obedecen a la buena voluntad de las autoridades en turno y a la incidencia que
realiza la sociedad organizada en pro de la población trans. De modo que, las personas del
interior de la República no tienen acceso a servicios de salud de calidad que puedan cubrir ni
siquiera las enfermedades básicas que padecen como una gripe o diarrea; además, la atención
que reciben, si llegan a recibir, está plagada de prejuicios de tal forma que son excluidos/as,
negando o condicionándoles la atención.
Los problemas que más preocupan a las personas trans es la salud mental, el consumo
de drogas y alcohol, que pasan desapercibidas, pero que causan severos daños de salud que no
son atendidos con las especificidades que requieren. Además, les preocupa que las personas
trans incurran en prácticas que ponen en riesgo su salud en aras de expresar su identidad
de género, tales como: el consumo desmedido de hormonas, la infiltración de sustancias de
relleno en el caso de las mujeres trans y el uso de vendajes o camisas para disimular los
senos en el caso de los hombres trans. En cuanto a las diferencias de género, entre hombres
trans y mujeres trans, las segundas sufren mayor discriminación en el sector salud y se ven
afectadas por la pandemia del VIH/sida. Respecto a los hombres trans es importante que sean
tomados en cuenta por las políticas públicas de salud en temas como: prevención de ITS,
embarazo y salud sexual y reproductiva. Lo que se ve lejano porque en México se carece de especialistas que no sólo tengan conocimientos sobre la atención particular que necesitan las
personas trans, sino que cuenten con la sensibilidad para atenderlas. Asimismo, al no estar
contempladas dentro de las políticas públicas para prevenir problemas de salud pública, como
diabetes o hipertensión, son proclives a tener complicaciones derivadas de estas enfermedades
crónicodegenerativas que, al conjugarse con padecimientos como VIH/sida o TRH, pueden
llegar a ser mortales.
Por último, la violencia de la que son objeto las personas trans es experimentada durante
toda su vida y en todos los espacios sociales en los que habitan de forma cotidiana. Viven
episodios de violencia sexual como acoso, contactos físicos no deseados, miradas lascivas e
incómodas y violaciones tumultuarias. Dentro del acoso sexual existen diferencias sustanciales
entre las mujeres trans que sufren acoso por el grueso de la población y los hombres trans que
sus atacantes están dentro de la misma comunidad LGBTI. También experimentan violencia
psicológica (burlas, amenazas e insultos) de forma cotidiana y constante, cuyos efectos a largo
plazo son difíciles de olvidar y se introyecta en las personas haciéndolas sentir como seres
inferiores.
Las situaciones cotidianas que más incomodan a las personas trans son: cuando les
atribuyen un género a partir de sus genitales, cuando no se dirigen a ellos/as con el nombre que
escogieron, cuando no se dirigen a ellos/as con los pronombres personales propios de su identidad
de género y cuando su familia no reconoce su expresión/identidad de género. Las mujeres trans
o personas no binarias que expresan rasgos femeninos son objeto de considerablemente más
agresiones físicas, verbales y sexuales que los hombres trans, por la invisibilización social de
estos últimos. Lo que se traduce en mejores oportunidades educativas, de empleo y de acceso
a la salud para los hombres trans. A esto se le suma la intersección de condiciones étnicas,
género y clase social propician que aumente la discriminación, exclusión y violencia hacia las
personas trans que se traducen en sufrir burlas, insultos o amenazas, acoso sexual, agresiones
físicas, violencia sexual. Derivando en el alto número de crímenes de odio que se caracterizan
por la saña con que son tratados los cuerpos después de quedar sin vida, pues las más de las
veces se les mutilan los genitales, se dejan mensajes transfóbicos y se exhiben para que otros/
as vean el castigo que pueden recibir si transgreden las normas de género y, por ende, las de
la sociedad. Por último, las instituciones públicas no están capacitadas para recibir quejas y
demandas de la población trans que se demuestra en su ineficacia para perseguir los delitos,
atender sus necesidades básicas y que accedan a la justicia.
Recomendaciones para políticas públicas
Dado el carácter obligatorio de los derechos humanos para el Estado, es indispensable que éste
proponga políticas públicas que específicamente atiendan la discriminación y la violencia de la
que son objeto las personas trans en todo el territorio nacional. Para ello se requiere un diálogo
constante con la sociedad civil y otros grupos sensibles y conocedores de su problemática. A
continuación se señalan algunas sugerencias de políticas públicas por cada uno de los rubros
que se han trabajo a lo largo de estudio, pero que no descarta, por supuesto. su interrelación,
que bien podría considerarse desde, precisamente la interseccionalidad de condiciones sociales
de vulnerabilidad. Es decir, si bien en general las personas trans experimentan violación a sus
derechos humanos, hay circunstancias que se entrelazan y complejizan el efecto vulnerable,
como la baja escolaridad, la región de violencia y la falta de un empleo. Ahí tendrían que
intervenir varias instituciones, en diferentes momentos y con propósitos compartidos. Por otra
parte, es indispensable que se atiendan las desigualdades económicas, educativas y de género
que se están produciendo al interior de la población trans, mediante políticas públicas que
favorezcan a todos para alcanzar un nivel de vida favorable.
En lo que cabe a cada uno de los rubros donde los derechos humanos de las personas
trans en México se ven comprometidos se hacen las siguientes recomendaciones.
Sobre el reconocimiento jurídico de la identidad de género se propone:
•Impulsar a nivel nacional reformas legislativas que permitan el reconocimiento de la
identidad, expedito y que no requiera a las personas trans ni tratamientos hormonales ni
cirugías ni peritajes médicos.
•Generar mecanismos eficientes para que el acta de nacimiento se resguarde con prontitud.
•Hacer eficiente la homologación de documentos una vez que las personas trans han
accedido al reconocimiento legal de la identidad. Esto quizá implique una capacitación
amplia a servidores públicos y la revisión de procedimientos institucionales.
•Difundir y capacitar a los/las juzgadoras el protocolo de la SCJN, para que tengan
elementos que les permita tratar adecuadamente los casos donde estén involucradas
personas trans.
•Capacitar a todas las instancias públicas sobre el derecho a la identidad.
En cuanto a la educación lo que se recomienda es:
•Generar mecanismos institucionales, a nivel federal, estatal y municipal, para
garantizar que las personas trans no abandonen o interrumpan sus estudios básicos,
medios superiores o superiores, por razones de identidad o expresión de género. Esto
comprendería, entre otras cuestiones, que dentro de los planteles educativos se respete
la identidad o expresión de género, personal y socialmente asumida por las personas
trans, así como los cambios corporales que son parte de una transición de género (y que
incluyen la vestimenta y otras formas de expresión de género corporalmente hablando)
y, también, el reconocimiento legal de la identidad que algunas personas trans pudieran
lograr.
•Crear mecanismos institucionales de observación, acompañamiento y apoyo dentro de
las escuelas para garantizar que las personas trans no sufran discriminación, ni rechazo
de la comunidad de estudiantes, profesorado y administrativos. Dichos mecanismos
tendrían que cubrir tres grandes rubros. El primero es la capacitación constante de todo
el personal y el alumnado en temas de derechos y no discriminación, en términos general
y específicamente por motivos de identidad o expresión de género, esto contribuirá a que
las comunidades escolares vayan incorporando formas de interacción no discriminadoras
hacia las personas trans (por ejemplo, en el lenguaje); el segundo es el diseño no
discriminatorio de espacios físicos dentro de las escuelas, para asegurar que las personas
trans hagan uso libre de los mismos, de acuerdo a su identidad o expresión de género; y
el tercero contemplaría la construcción y sostenimiento de métodos eficaces de denuncia
de la violación de derechos humanos de las personas trans dentro de las instituciones
educativas, que incluso puedan hacerse por un tercero, dependiendo de la vulnerabilidad
en la que se encuentre la persona afectada.
•Que la identidad y expresión de género no conforme sean parte fundamental del
conocimiento y educación sobre la diversidad en las escuelas del país. Esto incluye el
rescate de las formas, también diversas, de expresar el género en México.
En el área de la salud se recomienda:
•Que las autoridades sanitarias unan esfuerzos con la sociedad civil organizada para
construir capacidades en las instituciones de salud que coadyuven a la debida atención integral de las personas trans.
•Incidir en legislaciones en temas de atención a la salud para que las personas trans tengan
una atención integral donde se les ofrezcan servicios como: ginecología, endocrinología,
cirugías especializadas, infectología, medicina interna, psiquiatría y psicología que
incluya atención de primer, segundo y tercer nivel.
•Generar políticas públicas incluyentes ante los problemas de salud pública en México,
como diabetes e hipertensión, que les brinden atención especializada.
•Es necesario que las instancias correspondientes a la prevención, atención y erradicación
del VIH/sida actualicen sus diagnósticos y coloquen a las personas trans, hombres y
mujeres, como un grupo prioritario, no sólo dentro de la categoría epidemiológica de
HSH.
•Incluir en las campañas sobre salud sexual y reproductiva a las personas trans.
•Las instituciones de salud, así como el Estado, debe incidir en la capacitación y
sensibilización de los prestadores de servicios de salud para que dejen de incurrir en
prácticas discriminatorias hacia las personas trans.
Las recomendaciones para el área laboral son:
•Capacitar y sensibilizar a los/las empleadores/as sobre identidad y expresión de género,
de los derechos que forman parte, para evitar el rechazo contractual o, en caso de que
llegue a darse la contratación, evitar la discriminación dentro del trabajo.
•Informar a las empresas e instituciones sobre el derecho al reconocimiento de la identidad
de género.
•Impulsar la discriminación positiva, en donde los lugares de trabajo contraten a las
personas trans.
•Hacer una campaña de informativa sobre la legislación penal que involucre el rechazo
de un trabajo por la apariencia física.
•En cuanto a la violencia es recomendable que se instalen políticas públicas tendientes a
favorecer la integridad de las personas trans, por ello:
•Las y los activistas trans sugieren realizar una red nacional para dar cuenta de las
violaciones a sus derechos humanos y que incida en las políticas públicas en pro de sus
derechos.
•Es urgente capacitar a los funcionarios públicos de todas las instituciones (de salud, de
justicia, educativa, laboral) para que estén preparados en atender a una persona trans.
•Son necesarias campañas a la población en general para que conozcan las problemáticas
de la población trans con la finalidad de disminuir la discriminación, el rechazo y la
exclusión.