El artículo en referencia se puede consultar aquí.
Porque las personas trans somos más que una teoría y una discusión académica; porque las feministas críticas de genero nunca nos interpelan como sujetos de derecho; porque nunca nos leen ni les interesa leernos a menos que seamos personas trans que legitimen sus argumentos; porque reiteradamente se les ha señalado que detrás de sus argumentos trans excluyentes existen fuertes prejuicios sociales que se niegan a cuestionar; porque no es ético que generen debate alrededor de suposiciones que surgen de generalizaciones a partir de casos de personas trans que no son representativos en un contexto donde los asesinatos de las personas trans se consideran de los mas despiadados que generalmente encuentran espacio en los medios amarillistas, donde el promedio de expectativa de vida de las personas trans en Latinoamérica es de 35 años (de acuerdo a la CIDH) y las tasas de desempleo, pobreza, exclusión a los derechos sociales, y el reiterado cis-borrado de sus trayectorias de vida son una regla que se ha normalizado en una sociedad que es violenta no solo en términos de género porque también se les ha denunciado su clasismo y colonialismo disfrazado de academismo.
En qué se basa la autora para afirmar que “ La “identidad de género” está fundada en los roles sexuales que el feminismo pretende abolir.” Ningún abordaje serio sobre la identidad de género lo ancla a roles sexuales sino al contrario. 1 2
“La teoría queer niega la base misma de la opresión sexual. El sexo es una realidad biológica”.
Luego, hace una argumentación que es fuertemente cis-binaria y genitalista porque ¿Cómo define esa realidad biológica? La respuesta siempre es evadida.
Hablo de la Proposición de Ley del derecho a la libre determinación de la identidad sexual y expresión de género. Esta ley reproduce el concepto queer de “género”. Entiende el género como identidad, como categoría de la personalidad. Observamos que es un entendimiento totalmente opuesto al feminista. Donde el feminismo ve roles impuestos, la teoría queer ve manifestación espontánea de la personalidad
Después confunde y se confunde a partir de su mirada cis. El abordaje a la identidad de género se basa en el reconocimiento al libre ejercicio de la autonomía, por lo tanto, todas las personas tenemos una identidad de género que no necesariamente está anclada a lo genital, lo hormonal e incluso lo genético. Posteriormente, sigue propagando la falsa idea cissexista que la identidad de género es “una manifestación espontánea de la personalidad” (¿confundirá identidad de género con expresión de género?)
La “identidad de género” está fundada en los roles sexuales que el feminismo pretende abolir.
También es falso el argumento de que la identidad de género refuerza los roles sexuales cuando es justamente lo contrario. Creen que las leyes que reconocen la identidad de género obligará a “transicionar” a las personas que no se ajustan a roles de género cuando estas leyes y reformas buscan desactivar los dispositivos de control y sanción hacia para que las personas cis y trans puedan libremente expresarse en términos de género.
La teoría queer habla de personas agénero, de género no binario, de trangénero… La multiplicación de los géneros, la identificación de cada quien con que lo que desee es un solución muy lícita, pero individualista y que en modo alguno es capaz ni de cuestionar la jerarquía sexual. La solución colectiva y feminista es la abolición del género. Solo sin género, el derecho al libre desarrollo de la personalidad será efectivo.
Después, demuestra que esta alejada de los debates transfeministas puesto que la crítica liberal-individualista hacia posturas Queer despolitizadas y consumistas han sido hechas fuertemente por diversas personas trans, Intersex en diferentes escritos y sus respectivos movimientos políticos. La abolición del género también pasa por el cuestionamiento a la asignación de un sexo determinado a partir de la morfología de los genitales así como el proceso de socialización que surge de esta asignación.
Si el sexo se autodetermina, si se elimina el indicador y la base de la opresión sexual ¿cómo protegeremos los derechos basados en el mismo? Pongamos unos ejemplos prácticos: las leyes de identidad comprometen al deporte femenino, busquen los casos en los que las competiciones femeninas son ganadas por hombres que se identifican como mujeres.
Nuevamente confunde sin tomar en cuenta que hay argumentos que ya han sido desmontados como el tema de la inequidad en las contiendas Deportivas entre mujeres trans y cis. Ya Hortensia Moreno abordó este tema en este articulo.
Asimismo, ponen en riesgo las políticas de paridad (cuotas) vulnerando de esta forma el derecho a la igualdad efectiva y a la no discriminación. Especialmente preocupante es que cualquier hombre con “identidad de género” femenina pueda acceder a espacios exclusivos de mujeres, tales como vestuarios o casas de acogida de mujeres arriesgando la seguridad física y la privacidad de las mujeres.
Luego sigue confundiendo y levantado pánicos morales con respecto al tema de cuotas de género e identidad de género, seguramente por el caso de falsas candidaturas trans de Oaxaca en 2018; ignorando los argumentos de quienes hemos escrito sobre ese tema justamente para hacer la denuncia de la apropiación del discurso trans por hombres cisgenero violentos.
También se propone la sustitución de la categoría “mujeres” por términos como personas gestantes o menstruantes. Estas solo son algunas de las consecuencias de las leyes de identidad y una cosa está clara, es que nadie nos las está explicando. Y por supuesto, se deben elaborar leyes que garanticen los derechos del colectivo trans y que corrijan la situación de discriminación que sufren. Las feministas críticas de género pedimos que se instituyan estas leyes y que sean compatibles con la protección y garantía de los derechos basados en el sexo.
Nuevamente hay confusión por ignorancia o mal intención: el término de personas gestantes y menstruantes surge para visibilizar dichas experiencias que atraviesan los cuerpos de hombres trans, personas intersex o personas no binarias. De hecho, si leyeran lo que se escribe desde los movimientos trans e intersex -que dicho sea de paso son muy diversos en España, Mexico y Latinoamérica- sabría que incluso por respeto justamente a la opresión de las mujeres (no trans) cuando se habla del tema del aborto, por ejemplo, generalmente se dice “para las mujeres y personas gestantes”, por lo tanto, no existe ninguna invisibilización ni desprotección de derechos humanos.
La teoría queer tiene otras implicaciones. Uno de sus textos fundadores, “El género en disputa”, ya en sus primeras hojas llama a la deconstrucción del sujeto político del feminismo negando pues, que el sujeto político seamos “nosotras, las mujeres” y pretendiendo ampliarlo para convertir al feminismo en una amalgama de colectivos con las más diversas demandas.
Otro error es reducir los abordajes de la identidad de género a Judith Butler, cuando los movimientos trans e intersex también han sostenido diálogos críticos con dicha autora. Su mirada cis la imposibilita en citar escritos serios de personas cis, trans, intersex, que han estudiado sobre el tema desde la academia y desde la experiencia encarnada.
La desigualdad también se nutre de la falta de claridad conceptual. Esta confusión sexo-género y otros propuestas queer forman parte, como algunas teóricas feministas han advertido, de un contragolpe o reacción patriarcal. Esta teoría atenta contra lo desarrollado por la teoría feminista y pone en riesgo los derechos y espacios de las mujeres.
Llega el golpe final: afirmar que la identidad de género es un golpe del patriarcado -poniendo nuevamente a las personas trans, en especial las mujeres trans como chivos expiatorios- negando TODOS los argumentos que permitirán que las personas -TODAS- tengamos vidas más habitables puesto que rompe la hegemonía de lo masculino ligado a pene y testiculos y lo femenino a la vulva, ideas preconcebidas que la autora considera materialmente incuestionables y ancladas inexorablemente a las subjetividades humanas.
Por Rebeca Garza
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