“Lo que no es el sujeto político del feminismo es la diversidad”.
Victoria Sendón, filósofa y feminista radical española
“Si hasta los 18 años no puedes votar o conducir, ¿cómo con una sola declaración un niño puede disponer sobre su cuerpo y su salud? Deberían poder intervenir los servicios sanitarios o el Ministerio Fiscal»
Elena Rabade, del Partido Feminista
(Países como Canadá o el Reino Unido han aprobado leyes donde ) «la simple declaración de una persona que se siente de un género que no es el suyo tiene validez a todos los efectos legales» (…) «los hombres trans ganan las competiciones femeninas, exigen ser vistos por ginecólogos sin ser operados, van a cárceles femeninas y entran en las mismas celdas que las mujeres, donde han cometido violaciones» (…) «Es un escándalo para las mujeres, no queremos que España se arrepienta como en otros países, donde el lobby trans es importantísimo».
Amparo Ballesteros, de Nación Mujeres
“Promulgar leyes de autoidentidad sexual, fusionada con el género, no sujetas a nada verificable salvo a la voluntad de cada momento, es problemático para las mujeres» (…) “eliminan la categoría de sexo y lo sustituían por identidad de género», lo que implicaba, por ejemplo, «la tergiversación de datos estadísticos» y «se borra el principal factor de riesgo de una violación: ser mujer».
Lourdes Hernández, presidenta del Consejo de las Mujeres de Madrid
Irene Montero: “Lo contrario de la abolición de la prostitución es la barbarie, el feminismo es abolicionista» y exigen al Gobierno que elabore «una ley abolicionista de la prostitución» porque «cuando un Estado legaliza la prostitución se hace cómplice por sus tributos»
“El sexo es una realidad políticamente significativa y, si no frenamos este borrado, la igualdad quedará entrampada en la diversidad».
Manifiesto del Movimiento Feminista de Madrid (2020)
No saco de contexto. Invito a que lean la nota. Lleva a pensar por qué el feminismo abolicionista tiende a ser trans excluyente de una forma que no se manifiesta en otras corrientes feministas. Incluso, por qué esta corriente feminista considera que el feminismo trans incluyente NO es feminismo y en un giro transmisógino y cissexista les llaman “cuida pollas” y llegan a afirmar que “los trans no existen”.
Como se ha documentado, es posible rastrear una genealogía de este discurso que nace en el Reino Unido y es abrazado fuertemente por cierto sector feminista español como lo señala la nota:
“Lo han firmado más de una treintena de asociaciones y se ha presentado en el Consejo de las Mujeres de Madrid, al que pertenecen colectivos tan relevantes como los sindicatos UGT y CCOO, la Asociación de Mujeres Juristas Themis, la Federación de Mujeres Separadasy Divorciadas o Mujeres Progresistas. Sus puntos de vista van en la línea de las tesis de la ex diputada del PSOE Ángeles Álvarez, la filósofa Alicia Miyares, la miembro del Consejo de Estado Amelia Valcárcel”
Olga San Martín en “El Mundo”
Se puede afirmar que el inicio oficial de este discurso trans excluyente en España arranca de forma beligerante y políticamente organizada en la XVI Escuela Feminista Rosario Acuña: Política feminista, libertades e identidades celebrado en Gijón durante los días 3, 4 y 5 de julio de 2019 y de ahí se han construido redes que comparten el mismo discurso y posicionamiento político con feministas de Latinomérica.
Ante el adjetivo de feminista trans excluyente o TERF que consideran ofensivo utilizan el eufemismo de “críticas del género” porque parten del supuesto de que el género no existe como categoría de análisis y que es el sexo la “realidad material” que debe servir como criterio orientador para construir políticas de igualdad y erradicar las violencias por lo que su mirada tiende a ser cisbinaria y su mirada a la diversidad sólo llega las mujeres lesbianas siempre y cuando sean cis y se asuman políticamente abolicionistas de la prostitución, la pornografía y los vientres de alquiler, la tríada abolicionista. A partir de este supuesto, les es muy fácil afirmar como lo realizan reiteradamente que “las mujeres trans no somos mujeres” (“Son unos tíos” dijo Ángeles Álvarez durante la XVI Escuela Feminista ante el aplauso y risas de las personas presentes y la mirada y sonrisa de aprobación de Amelia Valcárcel.)
La división entre este feminismo histórico, que se reivindica como «el mayoritario» y que tiene muchas jóvenes en sus militantes, y el llamado transfeminismo o feminismo queer , nacido al calor del 15-M y amparado por Unidas Podemos, es más intensa que nunca en vísperas del 8-M. Las primeras acusan a las segundas de ser «feministas de unicornio» y las segundas acusan a las primeras de ser unas terfs (feministas radicales transexcluyentes). El último episodio se ha saldado con la expulsión del Partido Feminista de IU por las críticas vertidas por su presidenta, Lidia Falcón, hacia las personas transgénero.
Olga San Martín en “El Mundo”



En 2016 escribí lo que aparece en las imágenes cuando estos discursos TERF iniciaron en Estados Unidos a partir de las acciones ejecutivas que realizó Barack Obama durante su mandato a favor de las poblaciones trans, incluso estudiantes, mismas que fueron inmediatamente revocadas a pocos días de iniciada la administración de Trump.
Marvin Grimm, adolescente trans y su lucha por acceder al sanitario de acuerdo a su identidad de género es un caso representativo de estas tensiones que terminan lastimando y vulnerando derechos pero de las personas trans.
Desde mi punto de pista, al discurso TERF de la la Escuela Feminista de Gijón de 2019 le anteceden los discursos TERF derivados de las acciones ejecutivas de Obama en su mandato y se alimenta del pánico moral sacando de contexto el caso de las falsas candidaturas trans que sucedieron en las elecciones de México en 2008 así como del estigma de que las personas trans no pueden acceder a los espacios segregados sexualmente a partir de su identidad de género donde el tema del acceso a los sanitarios han sido centro de su atención como ha sucedido también en Estados Unidos y en México.
El discurso TERF diría que esos espacios son segregados sexualmente y que esta segregación se deben mantener independientemente de la identidad de género que la persona manifieste tener. De hecho, también descartan la idea de la identidad de género y de esta forma da a entender que sí y solo sí debe haber una alineación entre la genitalidad y la subjetividad con la que esa persona se encarne en las relaciones sociales cotidianas.
Por lo tanto, les parece lógico asumir la posición política de oponerse a los más altos criterios en materia de derechos humanos que han ya establecido al menos en México la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en Latinoamérica la Corte Interamericana de Derechos Humanos, es decir, van en contra de que las rectificaciones de actas de nacimiento de las personas trans sean trámites administrativos, rápidos y gratuitos.
Me parece que la vivencia trans les es tan ajena a partir de ese punto ciego que da mirar desde el cissexismo, que también descartan la compleja, vasta y rica diversidad trans o el nombre que tenga localmente y la reducen a un monolito homogéneo contra el que “luchan”.
Han manifestado un verdadero desprecio por no saber, por no acercarse, por no introducirse no sólo a las experiencias trans sino también a los saberes y sentires de los cuáles mucha banda trans escribe, canta, baila, hace perfomance, tallerea dentro de la subsistencia que permiten las violencias transfóbicas y cissexista más las otras que se articulen de forma compleja.
Recuperando la idea de que sus bases feministas parten de una agenda monolítica tri-abolicionista llegan erróneamente a la conclusión con su sesgo clasista que las poblaciones trans somos un grupo homogéneo con un gran capital político con el que apostamos a la usurpación no sólo de “sus espacios” sino también “sus cuerpos” sin percatarse que quienes están yendo directamente contra la autonomía física y corporal son ellas contra las personas trans. De ahí que su discurso caiga fácilmente en pánicos morales donde perpetúan estereotipos y estigmas que pesan sobre las personas trans con una especial carga transmisógina como personas depredadoras sexuales, enfermas mentales, inestables emocionalmentes, “posmodernxs”, etc.
El hecho de que nos llaman “Lobby trans” con agenda de ideología de género y que este discurso sea tan parecido al del Vox en España o al Frente Nacional por la Familia o incluso el mismo Vaticano quienes incluso les han respaldado algunas declaraciones no les ha llevado a cuestionarse o problematizar algún principio ético o político a su interior.
En este debate también recurren a la estrategia del transborrado, es decir, sentar la narrativa de que las personas trans somos un producto de la “posmodernidad” (sería genial que una de ellas escribiera como es que sucede esto) y que no han habido luchas de años atrás que incluso han costado vidas para llegar a los recientes logros a favor del reconocimiento de la identidad de género en España, en México y en Latinoamérica donde al menos llevan 20 años y ha costado mucho esfuerzo principalmente para la banda trans activista que vive fuertes condiciones de violencias económicas, físicas y sociales.
Tampoco se cuestionan su mirada feminista colonial porque rechazan las vivencias no binarias que existían en muchos pueblos originarios antes que la ola colonizadora del Siglo XVI tocará América, la India, Indonesia, Pakistán, las islas de Samoa y un largo etcétera, y que aún existen porque los viejos y los nuevos procesos de dominio y colonización pre y post mundo globalizado no suceden de forma homogénea, ni lineal, ni son simultáneos como si fuera un gran relato cuando entran en contacto con las experiencias y resistencias locales que también generan y están produciendo sus propios discursos y posicionamientos políticos a partir de como perciben ambos contextos.
Rebeca Garza