“(…)mi nombre es Dea Molina, soy una mujer discapacitada cis género y Zafiro Medina es mi pareja, una mujer trans. El sábado 13 de noviembre inició la semana de la visibilidad trans y en Guadalajara lo vivimos así: nos encontrábamos en el Parque Rojo con el motivo de realizar unas compras como en los últimos sábados lo habíamos hecho, cuando empezamos a ser atacadas por las integrantes de la mercadita resistencia. ¿Cuáles eran sus motivos? El que mi pareja tiene pene, que «no es una mujer» y que ese era un espacio separatista.”
Dea Molina
El pasado domingo 13 de noviembre, Dea Molina y Zafiro, pareja de mujeres desde el Parque Rojo en Jalisco difundieron en twitter un video donde un grupo de mujeres jóvenes las encapsularon, muchas de ellas afirmándose menores de edad, algunas con el rostro cubierto, otras tapando la cámara con sus manos pero todas identificadas como radfems (feministas abolicionistas radicales). En la grabación les dicen que ese no es su espacio, que es separatista, que no pueden estar ahí, les dijeron “pedófilos” y les pidieron que se retiraran.
“Hicimos denuncias tanto por redes sociales como con las autoridades y a raíz de esto salieron a la luz más testimonios de abusos cometidos por éstas mismas agresoras, por lo cual quienes hemos sido víctimas de su violencia. En conjunto con diferentes colectivas feministas trans incluyentes nos estamos organizando para darle solución y visibilidad a este problema, empezando con una concentración pacífica este sábado 20 de Noviembre.”
Dea Molina
El video se acompañó de una denuncia pública en Facebook donde Dea señala que eran más de veinte mujeres quienes les rodearon armadas con un bate metálico y máquinas de toques, que gritaron consignas en contra de las mujeres trans, que le jalaron la silla de ruedas y golpearon sus llantas.
La denuncia generó reacciones agresivas, en particular revictimización (“ellas tuvieron la culpa por entrar a un espacio que no es suyo”), acoso misógino-capacitista hacia Dea (burlas a su capital erótico como mujer disca), transfóbico hacia Zafiro (donde estigmatizaron sus lazos afectivos) y putofóbico hacia ambas (donde acusaron de proxeneta a Zafiro).
Desgraciadamente, estos actos de violencia transfóbicas surgen de un contexto que hemos dejado pasar. El 19 de octubre, Zoé, una mujer trans, sufrió un ataque de ácido por una persona desconocida en Jalisco. Junto con la indiferencia de la sociedad se sumó el pronunciamiento público de Aquelarre Radical de Guadalajara donde malgenerizaron a Zoé llamándole en masculino, afirmando que como “no es mujer” tendría que tipificarse como “crimen de odio y homofobia” y que buscara justicia en “las instancias correspondientes”. Evidentemente se denunció la transfobia y la nula empatía.
Sería un error asumir que estos actos y otros que surgen en las redes sociales y en los espacios públicos (componente social feminista, diría Amorós) no se articula con sus otros dos componentes que han permanecido en silencio sin asumir sus responsabilidades, es decir, quienes integran la parte filosófica y la política del feminismo abolicionista radical puesto que producen, reproducen y legitiman ideologías, discursos y prácticas sociales cada vez más trans excluyentes.
Por ejemplo, de acuerdo a una convocatoria pública ese mismo fin de semana del 11 al 13 de noviembre se llevó a cabo el Congreso Fundacional del Movimiento Nacional Feminista Abolicionista (MNFA) con el objeto de consolidar los siete principios de la Agenda Feminista Abolicionista (AFA) pues consideran son siete los eslabones del “neopatriarcado neoliberal”: “la abolición de la trata; de la prostitución; de la pornografía; de la venta de niñas y niños y de los vientres de alquiler; de la violencia familiar, psicológica, sexual, patrimonial, laboral, digital, institucional y el feminicidio; de la abolición del generismo -y de sus estereotipos: masculinidad/feminidad- cuyo propósito es despojar y borrar a las mujeres, y la abolición de los bloqueadores y modificadores de la pubertad en niñas, niños y adolescentes”. Algunas feministas abolicionistas como Rosa Cobo Bedía hablan de una”cuarta ola feminista” cuyo cuerpo vindicativo es la “violencia sexual hacia las mujeres” (cisgénero). Consideran parte de esa violencia sexual a las leyes y políticas que reconocen y protegen la identidad de género de las personas trans ante un supuesto “borrado de mujeres”.
Asimismo, durante 2021 se han realizado diferentes eventos en espacios institucionales como en el Instituto Electoral del Estado de Tabasco o en el propio PRD para debatir sobre el problema del “borrado de mujeres” y posicionar la agenda abolicionista como LA agenda feminista. Se les ha denunciado que los discursos trans excluyentes son anti derechos, anti científicos, anti feministas y que no es correcto el uso de recursos públicos y del aparato del Estado para promover discursos y acciones que segregan a las personas trans de espacios, prerrogativas, derechos y beneficios sociales. Ante eso, giran su discurso a víctima, acusan de misoginia e intolerancia, exigen su derecho a la libertad de expresión y, por lo tanto, no asumen los costos de estos actos que están teniendo consecuencias desastrosas en las poblaciones trans y no binarias.
Desde esta postura filosófica, asumen que las instituciones y organizaciones que trabajan a favor de los derechos de las personas trabajadoras sexuales, quienes reivindican su agencia dentro de las prácticas pornográficas, quienes trabajan las complejidades de la gestación subrogada, pero en particular, todo lo relacionado con los derechos de las personas trans incluyendo las infancias trans imponen agendas regulacionistas o reglamentarias (AR) sustentadas en lo que llaman “Teoría Queer” (sic).

Estos discursos trans excluyentes no son nuevos. Existen desde los años 70, pero el feminismo trans excluyente no había gozado ni del respaldo ni la legitimidad como ahora. Particularmente, identifico el verano de 2019 como el inicio oficial y formal de esta corriente feminista abolicionista como trans excluyente cuando se realizó la XVI Escuela Feminista Rosario Acuña: Política Feminista, libertades e identidades celebrada en España y encabezada por feministas filosóficas como Amelia Varcácel. Algunos de sus posicionamientos son: “Lo que no es sujeto del feminismo es la diversidad” (Victoria Sendón, filósofa y feminista radical española), “Promulgar leyes de identidad sexual, fusionado con el género, no sujetas a nada verificable salvo la voluntad de cada momento es problemático para las mujeres” (Lourdes Hernández, presidenta del Consejo de Mujeres de Madrid), “El sexo es una realidad políticamente significativa y, si no frenamos esta borrado, la igualdad quedará entrampada en la diversidad” (Manifiesto del Movimiento Feminista de Madrid), entre otras.
Estos discursos y prácticas trans excluyentes se suman a los terribles contextos de violencias con las que las personas trans sobreviven en México. De acuerdo a la organización Visible, desde 2019 76 personas trans han sido asesinadas siendo los estados con mayor número de asesinatos Veracruz, Ciudad de México, Estado de México, Guadalajara, Chihuahua y Chiapas; 54 de esos asesinatos corresponden al rango de edad de 18 a 35 años; se reporta el asesinato de un hombre trans, dos menores de edad pero 75 corresponden a mujeres trans, principalmente mujeres trans trabajadoras sexuales.
Como ya lo ha documentado la CIDH, la expectativa de vida en mujeres trans trabajadoras sexuales en Latinoamérica es de 35 años. Muchos asesinatos ocurren en sus propios hogares, en la calle (porque ahí laboran o transitan) o en sus estéticas. Los disparos, los golpes (incluso lapidaciones) y el estrangulamiento son las principales causas de muerte.

Por lo tanto, es preocupante lo sucedido ya que ideológicamente es afín a una agenda filosófica y política con estructura organizada que se afirma feminista pero que en los hechos es anti derechos porque promueve políticas segregacionistas en contra de las personas trans, que se extiende por diferentes países y que cuenta con acceso a recursos y espacios institucionales. De ahí las consecuencias peligrosamente violentas de estos discursos trans excluyentes para todas las mujeres y personas diversas.
“Por último nos gustaría agradecer a todas las personas que nos han brindado de su apoyo y han dado difusión al tema ya que consideramos urgente el cese de éste tipo de violencia en espacios públicos.” Dea Molina.
Por Rebeca Garza (@Rivka_Azatl), integrante fundadora de @QuereTrans, Colectiva de Personas Trans de Querétaro.
Muchas gracias a Visible por las gráficas realizadas para este artículo.
Rebeca Garza

